martes, 13 de octubre de 2015

Escribir como lector o leer como escritor


En esta entrada encontrarán las citas de F. Smith vinculadas a los conceptos "leer como escritor/escribir como lector" que leímos y comentamos en el primer encuentro (haciendo clic en el título del capítulo se accede al texto completo)

En este otro enlace, encontrarán el capítulo: Leer como escritor, del libro Describir el escribir (de Daniel Cassany) en el que retoma, interpreta y sintetiza el concepto de Smith.



Frank Smith (1986): Cap. 1 “El club de los que leen y escriben” en De cómo la educación apostó al caballo equivocado,Bs. As., Aique


“El papel de los maestros en todo esto está muy claro: deben facilitar y promover la admisión de los niños en el club de los alfabetizados. Los niños que vienen a la escuela siendo ya miembros del club, que se consideran a sí mismos como personas que leen y escriben, tienen que encontrar multiplicadas en la escuela sus oportunidades de participar en actividades del club de los alfabetizados. Para los niños que no han sido miembros antes de iniciar la escuela, el aula debe ser un lugar lleno de actividades de lectura y escritura útiles y significativas, en el que es posible una participación sin evaluación y en el que siempre se consigue ayuda. Ningún niño debe ser excluido (...)

La pertenencia al club de los alfabetizados ofrece al niño idénticas ventajas que la pertenencia al club de los hablantes o a otras asociaciones. Los chicos ven para qué se usa el lenguaje oral, ven cuales son las múltiples utilidades que presta a los escritores o a los lectores. Se los admite como socios menores y nadie espera que estén plenamente capacitados, sino que se los ayuda a escribir y a leer toda vez que tienen un propósito propio que involucren estas actividades. Los niños empiezan a participar en un campo siempre creciente de actividades letradas en la medida en que tienen sentido para ellos, y el aprendizaje continúa. ¿Por qué un chico ingresa a un club de esas características aun antes de saber leer y escribir por si mismo? Lo hace porque puede identificarse con esas otras personas que se benefician con actividades alfabetizadas. La admisión es, una vez mas, un acto de aceptación mutua. No hay exclusiones.


La pertenencia al club de los alfabetizados ofrece ventajas muy especiales. Los niños pueden tomar como colaboradores involuntarios a individuos que no están físicamente presentes, y que incluso pueden estar muertos, pueden aprender la cultura alfabética de autores que leen. En Writing and the Writer (La escritura y el escritor. Smith, 1982), he analizado la enorme cantidad de conocimientos que un escritor de competencia y experiencia medianas acumula acerca de la ortografía, la puntuación, el uso de las mayúsculas, la gramática, el estilo, el género, el registro y otros intrincados y especializados aspectos de la lengua escrita. La única fuente disponible para todo ese conocimiento no es la enseñanza, sino lo que otras personas han escrito. Los escritores, con sus palabras, nos enseñan cómo escribir lo que nosotros querríamos escribir. Ellos son nuestros colaboradores en nuestro propio aprendizaje de la escritura. En su libro de 1987, Margaret Spencer, del Instituto de Educación de la Universidad de Londres, sostiene que los autores de los cuentos infantiles enseñan a los chicos a leer. El niño sigue un relato familiar o previsible, quizá con ayuda del adulto, y el autor da una muestra real de cómo se cuenta una historia por escrito. En otras palabras, la mayor ayuda para los recién llegados al club de los lectores y escritores puede provenir de miembros más veteranos que nunca cesan de ser consultados e interrogados: los autores de la página impresa.”

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