Profesora: Estela Barz
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Los tres cuentos fantásticos: Esquina peligrosa (Marco Denevi), Médium (Pío Baroja) y El hombre muerto (Leopoldo Lugones) fueron seleccionados para introducir a los alumnos de segundo año en el género fantástico. Finalmente se intentará armar (de manera grupal) una definición a partir de lo leído: relatos y textos explicativos.
1) Leer los relatos. Buscar aquellas marcas narrativas, indicios explícitos con tono realista y otros con tono misterioso, donde el narrador insinúa una duda suya o la de un personaje o la rareza acerca de lo sucedido. Marcar un fragmento de cada relato donde sucede, finalmente, un hecho insólito.
2) Elegir una de las siguientes opciones y redactar un relato que conserve las mismas características de los relatos modelos.
a. El señor Epidídimus, sale a hacer el reparto de la mercadería y se encuentra en la calle de su barrio con el hombre muerto.
b. El señor Epidídimus, sale a hacer el reparto de la mercadería y llega a la casa de Roman. Allí conoce a su madre a su hermana y a su amigo.
Consignas
de extensión (por prof. Adriana Trullenque)
- Leer la copia "Sobre la definición..." y relacionar con los cuentos leídos. ¿Cuál de las definiciones se ajusta a cada cuento?
- Justificar la respuesta y ejemplificar con una cita en donde se produce la ruptura por la cual lo consideran un cuento fantástico.
- Tomar el cuento producido por el compañero y analizar si se ajusta al cuento fantástico. Si no fuera así ¿Qué ajuste le harían?
Resolución:
Epidimus,
uno de los hombres más ricos del mundo, una mañana volvió al
barrio de su niñez.
Su
recorrido por las calles ahora asfaltadas, lo llevó al almacén
donde había trabajado a los 12 años.
Ese
mediodía al traspasar la puerta, los olores familiares golpearon sus
recuerdos a la vez que desde el fondo del lugar tronaba la voz
potente de su patrón. Inmediata y automáticamente tomo la canasta
preparada con mercadería y comenzó el reparto. ¡Ya estoy listo
patrón! - atinó a responder el niño y retomando su rutina
diaria se dirigió hacia la aldeíta, en donde decían los moradores
que había un loco que se creía muerto.
En
su caminar pesado por las calles enlodadas (la noche anterior había
llovido), se topó con un tipo extraordinariamente flaco, de barba
amarillenta y vestido con harapos. La impresión lo paralizó.
-
¡Si no te estuviera viendo parado aquí, juraría que estás muerto!
En
ese momento un estrepitoso ruido se oyó al tiempo que debajo de los
harapos caían unos huesos muy antiguos y polvosos.
-
¡Qué maleducado! Justo que iba a regalarle la mercadería porque lo
ví tan flaco, ¡desaparece así, sin saludar!
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